La carrera profesional de Juan José Morales ‘Tate’ comienza en 2007. Desde entonces ha trabajado como actor en más de 50 espectáculos o performances con directores como Juan Dolores Caballero “El Chino”, David Fernández Troncoso, Mariana González Roberts, Violeta Luna o Ari Petersen.
Ha participado en diferentes festivales nacionales e internacionales, como el Fest (Sevilla), FIT de Cádiz, Art Nalón Escena, International Shakespeare Festival (Francia) o Cale-Se (Portugal). A pesar de su juventud y al frente de Teatro en el mar, en la siguiente entrevista nos habla con la templanza de un veterano sobre su regreso a Teatro la Fundición para iniciar la temporada, poniendo de relieve que el futuro de la escena local está asegurado y repleto de talentos.

Teatro en el Mar, es una compañía muy joven. ¿Qué balance hacéis de vuestra trayectoria hasta ahora? El balance es super positivo. Teatro en el Mar nace hace 2 años para albergar el estreno del que considero mi primer espectáculo íntegro. Llevo siete años en el teatro profesional como actor, director y escritor, pero siempre antes había hecho los espectáculos conjuntamente a otras personas en lo que a estilo se refiere. Decidí crear Teatro en el Mar para tener un espacio de creación propio, donde no tener que rendir cuentas artísticas y donde poder jugar cómo quisiera para crecer como creador.

El primer espectáculo, Romeo (o Julieta dormida), un espectáculo unipersonal donde soy el actor, director y escritor al mismo tiempo, fue beneficiario de una Ayuda a la Creación del INJUVE y se estrenó en octubre de 2015 en Madrid. Después tuvo una gira por España en teatros y espacios muy interesantes como el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián o la Sala Fundición de Bilbao. En mí quedaba una especie de frustración por poder estar presente en espacios de programación más interesantes fuera de Sevilla que dentro, pero me dí cuenta que el problema lo tenía yo, pues aquí ni siquiera lo había intentado. Así que decidí presentarme a la convocatoria del Cenit del Centro-TNT y me seleccionaron para un programa concreto de Investigadores Andaluces llamado CINTA. El estreno en Sevilla fue todo un éxito de público y a partir de ahí, me di cuenta que eso que llamaba «techo de cristal» no existía más allá de mi cabeza. El espectáculo estuvo programado de nuevo en el Teatro Duque-Imperdible en el marco de la Muestra de Teatro con Orgullo, ganando el Premio al Mejor Autor Teatral. Y en octubre, volverá a la Imperdible.
El segundo espectáculo de la compañía, Lorca de Salón, se estrenó en el Teatro Quintero en junio de este año, con un enorme éxito de convocatoria, y posteriormente cerró la temporada en La Fundición. Ahora volvemos a esta sala a la que yo le tengo un cariño especial, pues cuando era estudiante en Dos Lunas Teatro, participé de muchas muestras de fin de curso que se hacían allí.

En ‘Lorca de salón’ vuestro acercamiento a Federico García Lorca habéis evitado presentarlo como una figura literaria mítica, sino con cercanía y familiaridad. ¿Por qué habéis elegido este enfoque? Hay cierta confusión con respecto a la figura de Lorca. He escuchado alguna vez a alguien decir que si no lo hubiesen asesinado, no sería tan conocido o considerado tan bueno. Esto, bajo mi punto de vista, no es verdad. Lorca era conocido y considerado en su época como un gran dramaturgo y poeta. No le hizo falta morir para tener un gran reconocimiento. Otros muchos fueron asesinados, encarcelados o exiliados. Pero el mérito no tiene nada que ver con esto. A mí personalmente no me interesa presentarlo como un martir, ni como un santo. Era un escritor excelente, para mí, el mejor de la literatura española hasta ahora. Si nos centramos solo en el teatro, escribió en 6 años 12 obras de teatro con estilos muy diferentes. Y era una persona que escribía, pero persona al fin y al cabo. Nosotros hemos querido llevar su obra a un espacio y tiempo familiar para él: el de las reuniones de amigos. La mayoría de sus obras eran leídas ante un público selecto y cercano antes de ser publicadas. En esas reuniones se tocaba el piano, se cantaba, se recitaba y se actuaba. Eso es Lorca de Salón.

¿Qué nos podéis contar sobre la escenografía para escapar del formato de recital al uso?… ¿ y del trabajo con los intérpretes? La escenografía pretende trasladar al público a una de esas reuniones de amigos que tenían lugar en casas privadas. De este modo, no funciona como un decorado, si no como una circunstancia dramática a la que le sumamos la guerra civil española y la espera de Federico a que llegue desde granada el 19 de agosto (un día después de su muerte).

El trabajo de los actores ha consistido en poder trasmitir, sin un sólo diálogo que lo explique, esa espera que acaba convirtiéndose en desesperación. Reconozco que el reto que les planteo no es nada fácil, pero el trabajo de ellos llega a meter al público en esta situación. Es muy satisfactorio sentir el nerviosismo en el patio de butacas cuando el espectáculo llega a su cenit.

¿Qué criterio habéis seguido en la selección de obras del autor? Al principio establecí junto al equipo una dramaturgia interna, un viaje emocional por el que quería llevar al público. Esto fue lo más complicado, y la obra es totalmente nueva, aunque todos los textos sean de Lorca. Después les pedí que me propusieran textos y canciones de toda su obra y partir de ahí fuimos encajando en la dramaturgia los textos que nos servían para el propósito emocional. Tuvimos que rechazar muchas de las propuestas (aunque nos doliera) porque, al ser todos amantes de la obra de Lorca, nos iba a salir un espectáculo larguísimo.

Uno de los criterios que yo he tenido más presente es la de mostrar textos que no fuesen tan conocidos para el gran público y que incluso, este pueda dudar de si esos textos son de Lorca.

En cuanto a los textos más conocidos, he querido darles una personalidad diferente, pasándolos por mi filtro como creador. De ese modo, podemos encontrar a una Madre de Bodas de Sangre que nos recuerda a una Maggioratta italiana del cine neorealista, o a una Adela vestida de hombre.

Por último, ¿cuál es vuestro principal objetivo de cara al público con estas tres funciones que abren la temporada en Teatro la Fundición? Nuestro principal objetivo es poder seguir estando presentes en el panorama cultural de Sevilla y seguir compartiendo con más público este espectáculo que tantas satisfacciones personales nos ha dado durante el proceso. En este sentido, el público podrá ver un espectáculo que no podría haber hecho ninguna otra compañía, por lo personal y propio que ha sido el proceso de creación. Para el equipo ha sido una gran satisfacción haber filtrado estos textos maravillosos a través de nuestra «mitología íntima», pudiendo jugar a mezclar contenidos de la historia del arte que no están relacionados como Händel, Gardel, el jazz o el cante jondo, todo ello como camino por donde transitan las palabras de Lorca.